-Mariano Pardo de Figueroa y de la Serna Pareja y Manso de Andrade, para los amigos, Dr. Thebussem, con fama de excéntrico, de intuida aunque no comentada, misoginia, erudito, autor de fina ironía y enciclopédicos conocimientos, y a fomentarlos dedicó parte importante de su vida, la cual pasó recluido en su finca asidonense “Huerta de la Cigarra”, con amigos y una gran biblioteca que le proporcionaba el gusto por el conocimiento.
-Sin límites en su formación humanística, interesado en distintos temas, desde filosofía e historia hasta filatelia y gastronomía o materias como la heráldica y la tauromaquia, muy reconocida las de cartero-filatélico o escritor-gastronómico. Personaje no dado a excesos, rechazó honores y prebendas, exceptuando el título de Cartero Mayor del Reino, no remunerado.
-Su producción literaria gastronómica, fundamentalmente de género epistolar, se centró más en el análisis y crítica de las formas que en la creación culinaria. Mantuvo copiosa correspondencia con su entorno, a pesar de vivir desde los 35-40 años en su Medina Sidonia natal.
-Personaje del que desgraciadamente se habla más que se lee, dado lo agradable de sus escritos. Buen mentiroso literario, con un deje bromista, quizás por el interés de que sus opiniones fueran tenidas en cuenta, ya que en su tiempo despertaba más atención lo que decía un extranjero que lo que decía un nacional, por mucha que fuera su cultura y formación.
-Prueba de ese carácter lúdico y guasón es el seudónimo que utilizaba, THEBUSSEM, un anagrama de la palabra “embuste”, así como otros seudónimos usados en algunos escritos, como barón de Thirment (anagrama de mentir) o Mr. Droap (anagrama de su primer apellido). De lo más antológico de su producción se citan algunos de sus Artículos Gastronómicos, tales como El alfajor de Medina, Gazpacho y piñonate, Jigote de lengua, Chocolate de a peseta, Sartén y pluma… sin dejar en el olvido dos obras dedicadas al ajo.
-Ya citado en nuestro Anecdotario, nos interesó el personaje en sí, gracias al periodista gaditano Paco Benítez Aguilar, estudioso de su figura y obra literaria, que nos deleitó con una magnifica conferencia, de título “Cantares y Yantares de la Provincia de Cádiz”, refrendada por el toque de una guitarra y el cante flamenco.
-Mencionemos algunas de las muchas anécdotas, que adornaron su singular trayectoria, tales como el acuerdo demostrado, de pagar para que pintaran la fachada de su vecino, que era en verdad, la que disfrutaba su vista desde su ventana, o solicitar del Ayuntamiento permiso para remozar el camino desde su domicilio hasta el Casino de su Medina natal.
-Vivía entre criados, como distinguido señor de época y cuando alguno cometía un error, le cambiaba el nombre y así evitaba cambiar el servicio. Hablaba con el sirviente y tras reprender su falta, le decía: “Oiga usted, Manuel, a partir de mañana se llamará José”. También se cuenta, que con el ánimo de no molestar a los suyos, encargó un ataúd que guardaba bajo su cama para así facilitar los trámites de su defunción.
-Nuestra respuesta en el tiempo, celebrando el 180 aniversario de su nacimiento, fue un paseo por su Medina Sidonia con paradas en su mausoleo y en su busto, llenar alforjas y bolsos de dulces navideños, rematando con un almuerzo basado en la cocina tradicional asidonense y un brindis, con aromas de homenaje por el ilustrado PERSONAJE GASTRONOMICO.
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