- Una docena de chipirones que han debido ser congelados previamente.
- 24 gambas medianas que también han debido ser congeladas antes.
- Un yogur griego
- Cúrcuma
- Gengibre
- Mejorana
- Alga desecada (Al gusto, yo utilicé lechuga de mar).
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Colocar el yogur griego en un colado, y meterlo en la nevera, para desuerarlo durante dos o tres horas.
En un decilitro del aceite de oliva virgen extra, echar unas cuantas algas y triturar bien con la batidora. Dejar que vaya infusionando. No hace falta calentar.
Limpiar los chipirones, reservando las aletas y tentáculos, y pelar las gambas, reservando las cabezas.
Triturar juntas las gambas peladas y las aletas y tentáculos de los chipirones. Una vez triturados, echar un poco de aceite en una sartén y, cuando esté caliente, echar la masa, junto con media cucharadita de las de café de cúrcuma, otra media de gengibre y otra media de mejorana. Salar. Remover de vez en cuando hasta que esté la mezcla bien rehogada. Dejar enfriar.
Una vez fría la farsa, eliminar el aceite sobrante y rellenar los chipirones. No hace falta que estén demasiado llenos; que queden algo holgados.
A continuación, sacar el contenido de las cabezas de las gambas, y mezclar el mismo con el yogur desuerado. La mezcla ha de hacerse con cuidado, sin usar batidora para no licuar en exceso. Salar al gusto.
Con un soplete de cocina dar un repaso a los chipirones por ambos lados, debiendo quedar casi crudos. En cuanto empiece la base del chipirón a arrugarse, dejar de quemar.
Depositar los chipirones en un plato, colocar una cucharadita del yogur de gambas al lado y adornar con unos hilos de aceite de algas.