- 750 g de queso curado de cabra payoya.
- litro y medio de leche entera (puede ser vaca u otra).
- sal (una cucharadita rasa)
- 250 g de salmón ahumado en lonchas.
- cinco o seis cebolletas finas.
Poner la lecha a calentar en una olla junto con el queso troceado y llevar a una temperatura de 90 grados, a partir de la cual se debe remover constantemente (esta operación es mucho más sencilla si se utiliza un robot de cocina). Cuando el queso esté totalmente deshecho dejar enfriar. Una vez frío, rectificar de sal y, como habrá muchos grumitos, triturar unos minutos con una batidora potente (volvemos a mencionar el robot de cocina por la facilidad para ello) y cuando esté completamente fina, introducir en la nevera hasta que esté muy fría.
Aparte, picar la cebolleta, y con cada loncha de salmón ahumado hacer un saquito relleno de la cebolleta picada. Dejar una cebolleta cortada en aritos para decorar.
Emplatado:
Poner un saquito en medio de un plato hondo y rellenar con la sopa, dejando a la vista sólo la cúpula del saquito. Adornar con algunas rodajitas de cebolleta.
Variantes:
Evidentemente, se puede utilizar cualquier queso para esta sopa, pero es preferible que sea curado porque añaden un sabor insuperable a la sopa, El saquito de salmón puede sustituirse por daditos de salmón y la cebolleta por encima, o, también, por rape cocido, gambas, langostinos u otro marisco.
En la cocción de la leche y el queso se pueden incluir hierbas y especias (desde hierbabuena, menta o albahaca, hasta eneldo o pimienta, o cualquier otra que se apetezca), siempre dentro de infusor de especias para evitar restos en la sopa.
Maridaje:
Tratándose de una sopa de queso, vale cualquier vino que con el mismo se consuma, desde un tinto hasta un blanco con crianza o un amontillado. Pero, un consejo, una vez que se empieza a mover la cuchara, poco se acuerda uno del vino.