El Otoño llegó…aunque el Verano siga por aquí
-Viernes 23 de Septiembre, tras reciente adiós al verano de almanaque y en un marco incomparable, visita prevista al objeto de vivir en primicia y en directo un menú diseñado por el equipo de cocina de CATARIA, asesorado por el grupo vasco ELKANO (Guetaria), cadena de reconocido prestigio en la cocina a la brasa y/o parrilla con productos del lugar donde asienta, en este caso, en la gaditana Chiclana. Sito en la Urbanización Novo Sancti Petri, se trata de un hotel de 5 estrellas, en un área de alto nivel turístico, con un completo equipo hosteleros de profesionales repartidos entre fogones y servicio, dirigentes y de calidad. Como casi siempre en la zona chiclanera, el amigo Casto, fue el delegado GGG, que nos representó y sin necesidad de Levante alguno.
-Una jodida crisis de Cefaleas dejó al Sr. Tesorero en el banquillo, e incluso salió de la lista de convocados, quedando en manos del equipo médico. A la tradicional ausencia de don Mario, se unió la de Julio por abuso y exceso de curro, que penará su falta leyendo esta crónica con un buena telera de pan entre sus brazos, que le permite controlar la hipersalivación y añorar su clásico rebañeo, técnicas que domina. Otra curiosidad fue el cambio de horario (almuerzo por cena), así como de día, lo que permitía disfrutar más, si cabe, del evento en función del nivel de siesta de cá cuá, sin olvidar que el que más y el que menos, luce por encima de los 50. No varió en cambio la diligencia y buen servicio del paseo en NovoBus chiclanero, gris marengo, con un atento profesional al volante.
-Cataria comenzó su PAISAJE CULINARIO, con la puesta en escena de un magnifico AOVE ecológico de la almazara conileña de Sancha Pérez, rebañado con interés al maridar hambre con pan…, y previa birras, fino blanco o un ligero amontillado chiclanero de grato bouquet (Bodegas P. Collantes), llegaron unos autóctonos y deliciosos “langostinos de Chiclana”, cocidos al punto, de fácil peladura y sabor auténtico, que nos hizo recordar a nuestros amigos sanluqueños, Fernando y Paco, del “Bigote”. Tras un buen comienzo, llegó un correcto “ostión de S. Fernando con escabeche de amontillado” presentado en su propia concha en un colchón de sal, jugoso al punto aunque algunos pensamos que el vino restaba cachet y solera al plato. Con rapidez tomó el testigo un “Gambón alistado a la brasa” onubense él, solitario en este comienzo del acto donde no desentonó.
-Completó el guión de Entradas, un guiso marinero que destilaba cocina tradicional con brillante puesta en escena, el choco blando en su tinta y asociado con tacos de barriga de atún de almadraba, cual si se tratara de “tataki”, exquisito y con potente sabor. Completaba esta sinfonía de sabores, la presencia de unas Papas tipo chips, que recuerdan a las clásicas “papas con chocos”. Este espectacular “Marmitako de choco con ventresca de atún de almadraba”, supo a poco y agradeció la cobertura que prestaba el blanco de uva palomino, 80/20 de Bodegas Forlong, muy frío. Por cierto, algunos pusieron el mingo tras el servicio de unos comprimidos prensados que se abrían tras ser regados con agua caliente, con la misión de limpieza de manos. Parece ser, que algunos intentaron probarlo y no me extraña que alguno se lo hincara para aplacar el hambre desaforada. ¿?.
-Sin descanso, entraron en juego los dos platos básicos del menú, con elementos clásicos, pescado y carne, y en cantidad más que suficiente para satisfacer al personal. El pescado cocinado, “Bocinegro de roca a la brasa” era fresco y potente a la vez, con un pulcro y trabajado asado a la brasa, con buen punto de aceite y sal, siendo el conjunto excelente. Aunque la previsión inicial fue la de degustar una “morena conileña”, nuestro corresponsal –don Casto- cambió la idea y nos prepararon una “chuleta de Rubia gallega a la parrilla”, deliciosa carne con punto de brasa variable a gusto del personal e, insisto, en cantidad suficiente, no obstante algunos degustaron un segundo pase por su calidad. Destacar una casera y contundente guarnición de “pimientos rojos confitados y caramelizados a la brasa”, celebrada por los comensales. Se mantuvo, con agrado y sintonía, un tinto de la misma Bodega (Petit Forlong con tintilla roteña, syrah y merlot), así como un Pedro Ximénez (La callejuela) en los postres.
-Leyeron bien, Postres. Cuestión baladí hace unos años, ahora resulta preciso reservar hueco para su digestión, pues se trataba de una dulce y potente combinación con denominación de esencias hidrocarbonadas. Así llegó la “Torrija caramelizada con helado de nata y almendra Marcona” con una pareja de conveniencia en forma de “Tarta de queso azul de Bolonia con dulces de la sierra”, con contrastes de sabores y “para algunos” con exceso de azúcar, que hicieron preciso un cargado café con bajativo incluido.
-Departimos con el equipo de cocina, a los que se les felicitó por su buen trabajo y la calidad del producto en general. Se confirmó el presupuesto acordado de 75 leuros por persona, considerándose una buena relación calidad/precio, que contó con el beneplácito de nuestro Tesorero sin problemas. Algo tarde, pero contentos y satisfechos, iniciamos la vuelta en Bus, sin grandes incidentes, salvo alguna travesura o picaera, que expresan la irritabilidad de la edad y/o el temor de truenos y ardores, que en realidad no cuajaron.