“No hay mal, que por Bien…Refranero”
-*Si, es cierto que ya lo conocíamos y que esta vez fue elegido in extremis para paliar cierta prepotencia en la negociación con el “encargado” de un conocido Restaurante de un hotel chiclanero, con mucho viento por delante. ¡Esto es lo que hay, el chef no os podrá atender, el maridaje es obligado con el menú, y abono aparte de agua y cafés!!?
-*Y como no hay nada imprescindible…y dos no se pelean si uno no quiere, fieles a lo que pregonaba -años a- el cuartetero Don Mendo, ante el anuncio de que estaban tirando aceite hirviendo, “…pues traerse el pescaíto que tenemos adobado, pá que se vaya friendo…”. Y eso mismo hicimos nosotros, plegar velas y protegernos del levante…y que mejor que una vista excepcional de la costa conileña…subidos a una gran roca, que sin comerse mucho el coco, conocen como El Roqueo de Conil y lo pilota desde los fogones el amigo José Sánchez con una impecable trayectoria hostelera, que incluso ha plasmado en un elegante libro que responde a “Sabores de Conil”, donde expresa la base tradicional de su cocina con guiños a las nuevas corrientes.
-Con el completo de socios en activo, salvo la tradicional ausencia de don Mario, el jueves 20 de Julio, sobre las 19.30 horas iniciamos el paseo hasta Conil en el clásico Bus chiclanero, amarillo chillón, con un conductor de categoría.
-*Como decimos, el lugar elegido es precioso, así como el amplio comedor en el que fuimos ubicados, con la única pega -aunque clásica y habitual- de la distribución tipo mesa imperial, que dificulta un ambiente global con integración plena. El menú, concertado previamente en un ambiente selecto, se acompañó de un trío clásico con cervezas o amontillado jerezano de entrada, seguido del blanco Entrechuelos 2016 y del tinto Barbazul 2013, ambos Vinos de la Tierra de Cádiz, que fueron servidos según el ritmo de la cena.
-*Recibidos en la barra, con birra o copita y una pequeña tapa de “huevas aliñadas compactadas” que gustaron en general. Ubicados en la mesa, ya desde el inicio observamos la buena disposición y el buen hacer de Servicio, agradables y eficaces en su cometido. La selección de Entrantes pactada por el amigo Casto fue del agrado de todos, resultando tan jugosa como simpática la presentación de la “falsa Naranja de Paté de Cabracho”, aunque destacaron específicamente el conseguido “Tartar de Atún de almadraba” elegante y sabroso, con toques de jengibre y whasabi y el “duo de Croquetas de Choco en su tinta y de Carabineros rebozados…”, correcta la primera y muy celebrada la segunda, en una lograda simbiosis del Pan de gambas con el jugo de Rabo de Toro, que animaba a repetir la faena. Correcta, aunque con poca apariencia y salsa algo liquida que ni cuajó ni entusiasmó, fueron las “Alcachofas salteadas con Almejas”. Compleja la asociación de “Camarones de estero fritos con pimientos asados y Huevo”, aunque mantuvieron el tipo y una cierta división de opiniones, ya que es un plato que promete pero se queda a mitad de camino y sería valorable la cocción de los camarones al ajillo ligada con un huevo cuajado a baja temperatura, sin la presión de los pimientos asados…obviamente cuestión de gusto.
-Con un buen ritmo y mejor Servicio, nos encontramos en tiempo de descanso, que fue aprovechado para conocer y saber algo de la fauna marina conileña y, así supimos que el pescado protagonista del plato fuerte, responde a una Corvina negra, de la familia del Verrugato y del Borriquete, incluso a lo mejor del Bocinegro, de nombre Corvall Negro de la Costa, que brilló tanto en la versión frita de cabeza y cola (crujiente, sabor intenso y punto exacto de fritura), como en el compacto asado con reminiscencia marina y un conseguido punto que gustó especialmente…El único temor, que estremece, es si nuestro Capitán Corvina en sus estudios se quedó en corvina o corvinata, por lo que se podría subvencionar con un Master en Corvinología y sus posibilidades culinarias.
-Un sabroso “Helado de polen de Hinojo con delicias caseras”, que dicho día en concreto, fueron unos bocaditos de Tocino de cielo, Tiramisú y confitura de zanahoria, cumplió de largo su cometido de endulzarnos la vuelta. De forma rutinaria, comentamos con su Chef (José Sánchez) los vericuetos de la cocina conileña con una buena y conseguida simbiosis entre sus productos marinos y los de la huerta, expresada en una Gastronomía Tradicional que convive con los actuales rasgos de la Cocina de autor.
-*Consultada Tesorería, se confirmó una buena relación calidad/precio, que contó con el beneplácito de nuestro Tesorero sin problemas. Algo tarde, pero contentos, iniciamos la vuelta en Bus, sin grandes incidentes, salvo alguna travesura vs pícaera, que expresan la irritabilidad de la edad y/o el temor de truenos y ardores, que en realidad no cuajaron. Ahora llega Agosto, que con Barbacoas perdidas, deja la única actividad en una nueva visita al amigo Mauro.
¡Buen Provecho!
J.M. Pérez Moreno - GGG-XXXI