Como no podía ser de otra manera, resultó ser un auténtico éxito
Tras el magnífico ágape del que gozamos el pasado mes de enero en el Ventorrillo del Chato, en el que nombramos socio de honor a José Manuel Córdoba, decidimos repetir la comida familiar en otro establecimiento de esta gran familia de hosteleros gaditanos, en esta ocasión en el Faro del Puerto regentado por Fernando Córdoba, quien ya fue nombrado socio de honor hace unos años. Desafortunadamente, faltaron José Luis y Victoria por un inoportuno trancazo.
Como no podía ser de otra manera, resultó ser un auténtico éxito, siendo acompañados durante toda la comida por Fernando, quien departió animadamente con todos los presentes hasta el final.
El almuerzo en sí comenzó con unos aperitivos regados con diversas bebidas, al gusto, siendo las más demandadas la tradicional cerveza y unas cuantas copas de amontillado Gutiérrez Colosía, magnífica bodega de El Puerto. Los aperitivos consistieron en una estupenda cecina de wagyu que elaboran en el mismo restaurante y unos soldaditos de pavía en su justo punto de fritura y su correspondiente mayonesa.
Comenzaron los platos con una lubina suavemente marinada con salsa de ostras y algas, que hasta se mereció, como diría nuestro amigo Monforte, un “rebañazo” final de categoría. A continuación un rulo de aguacate relleno de centollo con una leve salsa de maíz y adornada con una oblea que se dejaba comer muy bien, seguido de una caballa escabechada sobre una compota de tomate y berenjena conseguidísima y que agradó mucho a los comensales. No ocurrió así con el siguiente plato, de pasta trofie con verduras de temporada y mariscos, que fue el menos resultón para varios de los presentes, pues esa pasta enrollada de origen ligur, pariente de la ñoquis, que recoge tan bien los sabores de las salsas que lo acompañan, estuvo en esta ocasión un poco pesada e intrascendente. No obstante, el plato que vino a continuación volvió a elevar el nivel, pues el lomo de atún del estrecho tenía una cocción perfecta y fue magníficamente acompañado por una parmentier de patatas y mahonesa de cítricos. La parte salada terminó con dos platos a elegir, aunque no pocos probaron de los dos. El primero un estupendo y sabroso rulo de cordero con cous cous de verduras y cebolla confitada, pero el segundo fue para muchos el rey de la tarde, ya que consistió en unos mantecosos riñones de lechal con patatas chip que desbordaban sabor y cremosidad. Digno final salado para una majestosa comida.
Acompañaron a la ingesta un blanco Vionta godello de la D.O. Monterrey de buena catadura, aunque algo lejos de los godellos de Valdeorras, un tinto Cortijo de Jara 12 meses en barrica de la Tierra de Cádiz, muy suave fresco. Los más avezados acompañaron algún que otro plato con la magnífica manzanilla pasada Xixarito, de las Bodegas Barón, con una vejez mínima de ocho años.
Los postres no se quedaron atrás, y consistieron en una paulova de frutos rojos y negros muy refrescante, una delicada tarta de queso acompañada de frutas y una bola de helado y unos nísperos rellenos muy originales. Después de los postres, unos petit four de chocolate, café y copa.
Las tradicionales fotografías y abrazos emotivos por sucesos recientes, pusieron el broche final a una comida de lujo, como siempre nos ocurre cuando visitamos ese tiemplo del buen comer que es el Faro del Puerto.