Comida chiclanera
-Tras la salida jerezana, en Marzo se celebró en Chiclana, lugar muy visitado en festivos especiales como las famosas barbacoas de Cerromolino y algunos paseos bodegueros y hoteleros, amén de escaramuzas, berza incluida, oficiada con maestría por el amigo Casto.
*Llegada a Chiclana por tres caminos y vehículos distintos, ya que los residentes en P. Real y Chiclana hicieron el recorrido desde sus domicilios respectivos, mientras que los gaditas llegamos en Bus, y mira por donde no compareció don Mario, única baja en esta ocasión…Llegada y meta en el Restaurante, bonito y elegante, con gran espacio que permitió una mesa amplia con lo que se consigue mantener conversación y dialogo participativos, siendo justo comentarlo porque permite disfrutar de toda la mesa en cuestión, aunque nosotros la aprovechamos poco, quizás por lo tarde que acabamos.
-Comienzo esperanzador con birra o copa de bienvenida, siendo durante la cena el servicio, cortito, pero adecuado y eficaz. Tenemos tendencia a disfrutar con Vinos de la Tierra de Cádiz, cada vez más conseguidos. Ese fue el motivo de decidirnos por Forlong blanco 2014 y el tinto, Forlong 2015, ya conocidos, con buena crítica global.
-Llegado es el momento de tratar de responder a la obligada pregunta, ¿y qué tal comisteis? Comenzamos con una “tortillita de bacalao”, cortesía de bienvenida, que gustó mucho, crujiente y de conseguido sabor y textura. Pero pronto nos llevamos el primer chasco de la noche con un cambio de aperitivo, que aceptamos, pero sorprendió y mucho, ya que era un “popurrí de chacinas” presentado en simpáticos cartuchitos (butifarra, chicharrón, salchichón, chorizo…) de regular calidad y exagerada cantidad, con excepción de la bondad del sabroso chicharrón especial chiclanero. Sin demora acomodaron con prontitud los aperitivos pendientes, que pasaron sin pena ni gloria. Seco, algo fibroso y duro, sin que la mayonesa lo mejorara, fue el “Atún a la sal con mayonesa de piquillos”, seguido de unos comerciales “Brick de queso, puerros y gambas”, sin pena ni gloria, pudiéndose salvar en el mejor de los casos los “Canelones rellenos de rabo de toro y boletus”, con una potente salsa jugosa de intenso sabor, demasiada profunda y quizás algo pasados de grasa.
-Cambio de tercio, insisto con buen servicio en mesa, para elegir entre “Bacalao al pilpil” o “Corvina a la roteña”, que fueron presentados con la misma guarnición, del tipo de papas cocidas, con pimiento, alguna hortaliza y la misma mayonesa. Salsas extrañas, fantasmagóricas, que o no se percibieron o brillaron poco, por ejemplo el pil pil del bacalao, que fue mi elección, pasó como el lomo de un buen pescado sin rematar con una salsa insulsa y carente de pesonalidad, que no llegaba a la categoría del habitual “pil pil”. Aceptable calidad de un buen “Entrecot de vaca rubia” aunque con asado y plancha “al punto”, universal para todos, cuestión esta que no debe ser el planteamiento general.
-Por la cantidad de nata comercial, que colocaron en cada postre, podríamos decir que este podría llamarse, “Nata en texturas con postres caseros”, ya que era la nata la gran protagonista, maquillando a los habituales flanes, tocino de cielo…Con respeto, creo que la nata no debe estar presente, salvo petición expresa y en pequeña cuantía. *Dada la avanzada hora, culminamos con celeridad el evento, eso sí con el habitual café y algunos bajativos comerciales. El informe de Tesorería fue correcto, respetando lo pactado previamente.
*Resumiendo que es gerundio, la cena prometía mucho y se quedó solo en la intentona, incluyendo las ganas de agradar. Podríamos calificarla de algo extraña, pasada en cantidad y sin nada especialmente destacable, tanto en calidad como creatividad. Globalmente, en términos escolares, podríamos concluir que “precisa mejorar adecuadamente”. Finalizamos, sin incidencias relevantes, pero no hubo tiempo para dialogar con el chef y su equipo, por problemas de horario. Vuelta a casa sin problemas.
¡Buen Provecho!
J.M. Pérez Moreno - GGG-XXXI