RESTAURANTE "VENTORRILLO DEL CHATO" (Enero 2025)

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Las afamadas tortillitas de camarones de la casa, de perfecta fritura con sus habituales encajes (que casi parecían de bolillos).

Una vez acabadas las navidades, nos volvimos a reunir para la tradicional comida familiar de enero en el Ventorrillo del Chato, en el que esperábamos estar con nuestros amigos José Manuel y Esther, que no pudieron acudir por diversas vicisitudes y a quienes deseamos fervientemente que puedan volver a superar los reveses que da la vida. Muchos besos para ellos.

En un ambiente de cordialidad se desarrolló la comida, con unas cervezas y copas de presentación, saludos a los amigos de la sala y acomodo en la larga mesa habilitada para la ocasión, y dispuestos a disfrutar de una comida de tintes marineros, con alguna incursión cárnica, con la que se nos hacía la boca agua incluso antes de conocer los platos, conocedores de la calidad y cariño con el que en la casa nos tratan desde siempre.

A esa larga mesa llegaron, de inicio, varias raciones de magníficos percebes conseguidos directamente en Galicia por nuestro compañero Luis Baltar, y de los que dimos buena cuenta, con el uso de unos delantales que también nos proporcionó para evitar las manchas del líquido que, inevitablemente, se dispara en alguna ocasión al consumirlos.

Tras una pausada (o no tan pausada) degustación de los crustáceos, fueron llegando a la mesa una serie de aperitivos muy típicos, que hicieron las delicias de los presentes: ensaladilla con gambones rehogados de perfecta textura, unas croquetas de jamón de jabugo muy cremosas y sabrosas (y con lonchas de un magnífico jamón cubriéndolas) y las afamadas tortillitas de camarones de la casa, de perfecta fritura con sus habituales encajes (que casi parecían de bolillos).

A continuación, y como preludio a los platos de mayor enjundia, nos regalaron con una tosta de pan brioche, cubierta con una manzana asada y foie, cubierta con otra loncha de jamón ibérico 100% bellota y adornada con brotes y unas almendras. Deliciosa.

El primer plato fuerte consistió en un guiso tradicional de nuestra tierra, hecho con mimo y muchísimo sabor, unas papas con chocos en un caldo denso y muy conseguido. El segundo fue una cazuelita de gambones al brandy en una salsa de tomate muy suave pero ligeramente picante, todo ello coronado por un huevo cuajado. Y para terminar la parte salada un bacalao en la versión del “club ranero” que hacen en El Ventorrillo. Magnífico también.

Toda la comida fue regada con un vino blanco de Rueda (verdejo 100%), de la bodega José Pariente, aunque también hubo incursiones del Bulería, el vino blanco de sauvignon blanc, que elabora Dios Baco, sucesora de la ancestral Palomino&Vergara, del amontillado Fossi, de las chiclaneras bodegas de Primitivo Collantes y de alguna que otra copa de manzanilla.

De postre cayeron unos bizcochos templados de chocolate con helado de vainilla y toffee y unas torrijas de pan brioche con melaza al Pedro Ximénez y helado de leche merengada que, aunque sabrosas y conseguidas, no estuvieron a la altura del resto del menú

Unos cafelitos y “bajativos”, según terminología del añorado Pepe Pérez, pusieron fin a otra comida muy celebrada y divertida que esperemos que se repita durante muchos años y con la mesa al completo

José María Rosso López